Buenos días,
Está de moda en las redes sociales hablar de comida, "real food", "vegans", "paleo", "keto diet"... y un largo etc...
Raro es conocer a alguien que esté metido en el mundillo del fitness, ya sea por un deporte u otro, que no haya tenido en algún momento de su vida una obsesión con la comida.
Y en este caso, yo tampoco me libro. No os asustéis no he llegado nunca (ni de lejos) a tener un trastorno alimenticio, aunque lo haya vivido muy de cerca con todas sus consecuencias, pero si que he tenido mis obsesiones.
Y aquí va mi confesión, durante años fui carbofóbica, era capaz de pasarme la mayoría del día sin comer ni un solo hidrato de carbono, excepto en el desayuno. Es más hasta hace recientemente poco era raro verme comiendo pasta, arroz o pan en una comida principal. Mi pensamiento era el siguiente, si yo no comía hidratos de carbono simples la mayoría del día, no necesitaría insulina (menos pinchazos al día) y no engordaría.
Y claro obviamente esto funcionó al principio... llegué a pesar 57 kilos que para la mayoría de las personas les parecerá un peso hasta alto, pero para mi no lo es.
Por el simple hecho de que por morfología yo tengo la espalda muy ancha y el culo muy grande.
Pues en la foto peso 57 kilos, mucha gente pensará que estoy estupenda, muy delgada (ni pizca de músculo), es más durante mucho tiempo llegué a anhelar volver a estar así, ser una chica delgada (fijaros en mis piernas). Es más hasta ahora que no echo la vista atrás no me había dado cuenta de mi problema.
¿Qué me paso? Pues me pasó lo que suele pasar, se me relentizó el metabolismo y empecé a engordar. No de manera drástica, pero estaba cogiendo peso para los 1500 kcal que estaba comiendo al día. Y seguía engordando... los que me conocen seguro que me han oído alguna vez decir:"Yo es que miro un dónut y engordo".
Además el problema de no comer hidratos de carbono no era sólo que mi organismo iba muy lento sino que nunca me sentía saciada, y me daban ataques de ansiedad. Servidora se ha zampado solita más de una vez cajas enteras de cereales, con su correspondiente sobredosis de insulina y cardio después, porque no podía parar de comer.
¿Cómo salí de esta fobia? Pues de manera involuntaria. Cuando empecé a hacer powerlifting me dí cuenta que los días que no comía hidratos de carbono la barra pesaba el doble, y acababa agotadísima. Empecé a escuchar a mi cuerpo y comer pan (llevaba años sin hacerlo) y pasta y arroz, al principio me daba mucho miedo engordar, pero al hacerlo de manera progresiva (todo esto de manera inconsciente) en vez de ganar, perdí e incluso me mantuve. Y al dar gasolina a mi cuerpo mis músculos empezaron a crecer. Esto hecho de manera voluntaria y ha conciencia se llama "reverse dieting".
Bueno mi conclusión es la siguiente. Las relaciones con la comida son muy complicadas. Demasiado complicadas. Es necesario no obsesionarse con lo que comes o por lo que comen los demás y como tú estás. No es necesario vivir pegado a un taper y a una dieta. No tienes porque comparar lo que comes tú con lo que come tu amigo, no tenéis la misma masa muscular ni mil otras características que hacen que vuestros metabolismos sean distintos. No tienes porque cumplir con un canon de imagen, no vas a ser más feliz por ser más delgado o musculado, es más obsesionarte sólo hará que sufras ansiedad. Lo importante es comer lo suficiente para rendir en tus actividades diarias, disfruta de lo que comes, no te sientas culpable por ello.
Cuando debuté con la diabetes siempre nos ponían un ejemplo del coche y la gasolina. La comida era la gasolina y el cuerpo el coche. Sin insulina la gasolina no llegaba al motor y el coche no funcionaba, cuando el coche no funcionaba se deterioraba. Pues igual, tú decides que insulina necesita tu coche, como de lejos quiere que llegue y que tipo de gasolina quieres ponerle para que dure el motor. No debes llenar nunca el motor de más pero tampoco de menos.
Y es tu decisión cuanto tiempo y como de sano mental y físicamente quieres estar.
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