Antes de que se me lance alguien al cuello, voy a aclarar una vez más, no soy nutricionista ni entrenadora, el siguiente post cuenta sólamente mi experiencia con el "ayuno intermitente". ¡¡¡¡Ojo!!!! lo pongo entre comillas porque realmente no ha sido ayuno intermitente sino casi ayuno intermitente. Por favor no os toméis este artículo como algo científico o que os va a funcionar, es sólo mi caso y cada metabolismo es un mundo, así como el gasto energético de cada uno. Hay que tener en cuenta que yo tengo una enfermedad endocrina (necesito hormonas, aka insulina, exógenas), soy mujer y entreno 6 días a la semana entre 2 y 3 horas fuerza. Además a estos factores hay que añadirle que soy una persona con hambre, raramente llego a las comidas sin ganas.
Seguro que los que conocéis el mundo del "fitness" habéis oído hablar del ayuno intermitente. Pero realmente qué es:
"protocolo de alimentación concreto durante el cual alternaremos periodos en los que no ingeriremos calorías junto con las llamas "ventanas de alimentación", momentos en los cuales podremos ingerir nuestras comidas como si de un día normal se tratara" Vitónica
En cristiano, el ayuno intermitente consiste en alargar las horas en las que no comemos y en menos horas comer todas las calorías que nos son necesarias. Por ejemplo, en un ayuno 16/8 no comeríamos durante 16 horas y en el resto de las 8 horas tomaríamos las calorías que necesitamos. Si queréis saber más sobre el ayuno intermitente os incito a investigar ya que al estar "de moda" encontraréis muchos artículos online al respecto.
Ya sabiendo esto, ¿qué es lo que llevo haciendo dos meses?
Todo el mundo que me conoce sabe que a lo largo de mi corta vida, a pesar de ser deportista, he tenido grandes fluctuaciones de peso y me cuesta mantenerme en "mi peso", en este caso mi categoría de competición de powerlifting que es -63. Cuando hablo de grandes fluctuaciones de peso me refiero 10 kilos arriba, 10 kilos abajo, lo cual aunque pueda parecer poco, es una persona deportista y midiendo sólo 1m 60 es mucho. La razón, puede ser genética (en mi familia tenemos tendencia al sobrepeso), mi diabetes tipo 1 o que simplemente me gusta comer mucho (no nos vamos a mentir como dice mi madre es un placer verme disfrutar con la comida).
Cada vez que quería bajar de mis 65 kilos a los menos de 63 de mi categoría (que se traduce en 62 con poco para asegurar), tenía que hacer tres cosas (la intención era bajarlo sin bajar el rendimiento) cardio en ayunas, déficit calórico y corte de agua (la última vez que hice esto al completo bajé 5 kilos para el día de competición). Aunque hay mucha gente que disfruta de este proceso de bajada de peso, a mi me resultaba un estrés innecesario que se convertía en nervios pre-competición y que encima estéticamente no me servía de nada (a parte de para perder horas haciendo pis) ya que a la semana volvía a pesar lo mismo. Entonces empezó a rondar por mi cabeza la opción de estar siempre en mi categoría.
La duda que me surgió entonces fue como bajar estos kilos sin pasar hambre. Yo era consciente que a ciertas horas del día comía con ansiedad y que a otras con desgana. En mi caso el desayuno lo tomaba con desgana y la media mañana y la merienda las tomaba con ansiedad. Cuando hablo con ansiedad es que comía sin mesura porque "tenía mucha hambre". Leyendo sobre el ayuno intermitente y pensando en mis cardios en ayunas para bajar peso (básicamente consistía en ir andando al bus a buen paso, en vez de coger el metro dos paradas, y luego tomarme el desayuno en el bus) se me ocurrió retrasar el desayuno hasta las 12. La idea era calmar mi ansiedad con el desayuno en vez de zamparme en la media mañana cualquier guarrería que pillase por el camino. Entonces me surgieron las siguientes dudas:
- ¿Era malo saltarse el desayuno? En mi casa siempre me han enseñado que el desayuno es la comida más importante del día y que saltárselo afectaría a mi rendimiento, a parte de que no sería capaz de mantenerme despierta.
- ¿Sería peor el remedio que la enfermedad? Quiero decir, yo estaba intentando eliminar mi ansiedad de media mañana y media tarde, ¿Me iba a entrar hasta más hambre? ¿Iba a ser capaz de comerme sólo el desayuno y no zamparme media maquina expendedora del trabajo además?
Pues, ¡BUENAS NOTICIAS! Mis miedos no sólo han quedado sólo en eso, miedos, sino que además de lograr lo que quería ha pasado todo lo siguiente:
- Como mejor. Mi ansiedad casi ha desaparecido ya que tengo mayor conciencia de lo que como. Con eso me refiero a que al tomar la avena a media mañana, llego a la comida más saciada y como más tarde (y como lo que realmente necesito, no todo lo que me apetece), lo cual hace que a la merienda llegue sin un hambre atroz.
- Bebo más agua, ahora cuando me levanto me bebo un vaso entero de agua y sigo bebiendo a lo largo de la mañana, hasta que llegan las 12. Esto ha hecho que por fin beba el agua que necesito y que como consecuencia retenga menos líquidos.
- Ha bajado mi percentil de grasa y estéticamente se me nota. Aunque hace muchos años que no entreno con un perfil estético, a todos nos gusta vernos bien. No tengo abdominales marcaditos, como secretamente me gustaría, pero mis lorcitas han disminuido.
¡Felices agujetas!
Pues me parece perfecto que lo hayas descubierto y que te hayas animado a hacerlo. Más aún con la cosa que nos “condiciona” para hacer según qué cosas. Yo he hecho más de un ayuno intermitente sin querer, pero como no tenía ni idea de cómo funcionaba, creo que no le estaba dando a mi cuerpo las calorías que necesitaba. He de decir que no calculo las calorías que ingiero y que como cuando tengo hambre, si es que no me veo condicionada por ningún horario de trabajo u otros que haceres.
ResponderEliminarMe alegro mucho de que te sientas bien y que hayas aprendido a controlar tus ansiedades con la comida. Pero es que comer es un placer que no se puede describir!😋😋😋😋😋😋