Últimamente parece que solo hablo de una cosa: deporte, deporte y más deporte. Y para variar adivinaréis de que voy a hablar hoy... de deporte pero esta vez de forma indirecta: ALIMENTACIÓN.
Lo reconozco, no tengo ningún curso de nutrición ni ningún título, no os voy a vender la moto sobre algo que no poseo (ya hay suficientes influencers por ahí vendiendo tés milagrosos), pero lo que sí que tengo en muchísima experiencia de vida.
Los diabéticos convivimos día a día con palabras como raciones, hidratos de carbono de lenta absorción, de rápida... Esto ha hecho que supiera antes lo que era una proteína y una grasa sana que aprender a montar en bici (hecho real 😅).
Sé lo que es tener ansiedad y no poder parar de comer (si me lees y eres diabético igual te ha pasado, hipoglucemia y te comes desde las galletas de chocolate hasta los pepinillos en vinagre) y lo que es obsesionarse por no comer (gracias a Dios esto último no en mis propias carnes pero sí muy de cerca).
En general, sé lo importante que es tener para CUALQUIERA una relación sana con la comida, pero en especial para un deportista que necesita más energía de calidad que una persona que no se mueva.
Ahora bien, ¿qué es una relación sana con la comida? Desde luego no lo es obsesionarse por tomar solo productos diet (¡ojito que los carga el demonio! muchas veces van dirigidos a un sector de la población desesperada por perder peso y se aprovechan mucho las marcas de esto) y no permitirse nunca comer nada que se salta la dieta. Pero tampoco lo es seguir la dieta "loquenomataengorda" porque total YOLO solo vives una vez y total que sea una vida sabrosa (ya verás tu que gracia te va a hacer esto cuando te fallen los riñones o tengas colesterol y tengas que seguir una dieta 100% restrictiva).
En conclusión tener una relación sana con la comida es ser capaz de mimar a tu cuerpo de hoy y mañana en forma de comida que te aporte el máximo número de nutrientes y energía que realmente necesitas y el mínimo número de toxinas, grasas malas y químicos que sobran. ¿Cómo lograrlo? Aquí os dejo mis consejos, siempre desde el punto de vista de una persona diabética, deportista y con un peso y percentil de grasa saludable (vamos que no soy una topmodel ni quiero serlo, pero estoy sana como una manzana).
- Planifica tus compras al supermercado. Parece obvio pero lo que compras es lo que luego te comes. Al planificar que vas a comprar indirectamente organizas que vas a comer esa semana y al hacerlo en frío y no dejándote llevar por el hambre de un momento puntual tomarás más decisiones correctas.
- Cocina tú. Que lleva tiempo, sí lo sé, vivo sola y me da mucha pereza prepararme la comida del día siguiente, pero al final lo agregas a tu rutina. Encima ahorraras dinero. También al cocinar prescindes de todos los conservantes que lleva la comida ya empaquetada, si va en un plástico lleva conservante, y así evitarás tomar toxinas innecesarias.
- Colorea tu vida. Llena tu plato de colores de las frutas y verduras. Indirectamente estarás añadiendo vitaminas. Ojo no sirven las cupcakes de colores.
- Antes de pegarte un atracón piensa. Nos ha pasado a todos, de repente vemos un dónut de chocolate y nos llama, quiere que le demos cariño. ¡¡Piensa!!Realmente necesitas 100 gramos que son 400 kcal de azúcar, harina procesada y aceite de palma. ¿Sabes cuántas manzanas son 400 kcal? 8 manzanas ni más, ni más ni menos, y 0 grasas. ¿Realmente eres capaz de comerte 8 manzanas de una tacada? Pues en termino de Kcal es lo mismo y en términos de grasa 100% más.
- No te obsesiones. Ni tanto ni tan poco. La comida es nuestro aliado, no nuestro enemigo. Sin la energía de los alimentos no podrías funcionar. Así que no seas restrictivo, todas las obsesiones son malas. Disfruta cocinando, probando sabores nuevos, oliendo, saboreando... Y no te machaques en comer siempre siempre limpio, ecológico y saludable. Hay que tener cabeza y equilibrio. ¡Repito e insisto! Las obsesiones no son nunca sanas.
- No a la dieta restrictiva. Sobre todo, sobre todo la vida no es una dieta. Se trata de crear hábitos de vida saludable, y comer con cabeza es una de ellas. Consigue un equilibrio de los nutrientes, proteínas, grasas e hidratos de carbono que necesitas. ¡Qué no sabes de qué te hablo! Pregunta a un especialista, mismamente a tu médico de cabecera, no te guíes por gurús mediáticos, los que realmente saben son los profesionales. Muchas veces es más sencillo y barato que lo que te venden.
Hasta la semana que viene y... ¡¡FELICES AGUJETAS!!
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