Celebra ser mujer y deportista

Buenos días,
El día 8 de marzo es el día de la mujer trabajadora y aunque es una jornada dedicada a la defensa del papel ultra mega importante de la mujer en la sociedad, somos el 49.6% de la población lo cual sinceramente lo dice todo, y la denuncia de la menospreciación de esta importancia. He decidido hacer este post sobre todas las cosas maravillosas y positivas que me han pasado por ser una mujer deportista.

Podría hacer un post de denuncia o de crítica, todos hemos visto o vivido momentos de acoso e desigualdad que se sufren siendo mujer y deportista (en especial si practicas un deporte tradicionalmente masculino), pero de esos ya hay muchos y muchas veces ya lo he criticado a través del blog y mis rrss.

Pero no, me apetece celebrar lo fantástico y maravilloso que es ser mujer y deportista. Así que aquí van  mis tesoros, que he ido acumulando a lo largo de mi vida como deportista:

• Infancia y Taekwondo: Empecé en Taekwondo con 6 años y lo dejé con 12. En clase eramos 3 chicas o 2 según el año. Nunca jamás me sentí desplazada o distinta, me picaba con otros chicos de clase para ver quién era más rápido en los sprints en los calentamientos. Y en los combates en clase lo importante era ganar, fuera quien fuera el openente. 
  

• Amistades: El ser fémina powerlifter me ha dado la posibilidad de conocer mujeres maravillosas que no sólo me empujan a ser mejores sino con las que sé 100% que puedo contar para resolver dudas, desahogarme o pasar una tarde entrenando o comiendo (jejeje ese hambre de levantadora). Es una suerte poder contar con ellas, chicas, que con independencia de su edad, están ahí y que no conocería sino fuera por el deporte.

• Empoderar. Sólo hay una sensación mejor que superarte y es ayudar a otro a superarse. He sido peacer de media maratón, 10 kms y 6 kms. La sensación que se siente al tirar de una amiga cuando ya no puede más es indescriptible. Que te miren y digan gracias después de una media maratón con lágrimas en los ojos no se puede pagar. Pero no sólo eso pero que alguien confíe en ti para meter más kilos en la barra y moverlos y ver como se siente orgullos@ de si mism@ es maravilloso.

• Orgullosa. Todas y todos hemos querido alguna vez la imagen perfecta impuesta por un canon para ser aceptados. No podemos evitarlo, nos lo impone la sociedad, parece que el éxito va unido al físico. ¡¡Mentira!! El deporte me ha enseñado que el éxito va a unido a tu confianza en ti mismo y a tu trabajo. No hay físico perfecto, no puedes gustarle a todo el mundo, pero si que puedes gustarte a ti. Y eso como mujer no tiene precio. El hecho de mirarte en el espejo sin vergüenza y sentirte orgullosa porque el cuerpo que se refleja es el resultado de tu trabajo, no hay operación estética que valga tanto.

• Inclusión y baloncesto. En 2010 viví en EEUU, me cambié de un colegio de monjas con 700 alumnos a un instituto público de película con más de 4000 alumnos para solo cuatro cursos. Uno de mis mejores recuerdos es el equipo de baloncesto. 3 horas diarias con las mismas chicas y sábados enteros viajando y jugando al baloncesto. Aquellas chicas me aceptaron en su equipo a pesar de no hablar casi el inglés, me hicieron sentir como en casa y llevarme un montón de experiencias de vuelta a España. (Pequeño inciso algún día aprenderemos de la importancia, que se le da en el instituto al deporte en EEUU).

• Mis amigas de toda la vida. En el cole se formaban grupitos, y el mío fue siempre el de las deportistas. Nos pasábamos el recreo jugando o el baloncesto o al fútbol. Era fácil reconocernos eramos las que llevábamos las deportivas con el uniforme y los pantalones cortos del chándal debajo de la falda. A día de hoy de mi grupo de amigos (chicas y chicos) el 80% fuimos alguna vez del equipo de baloncesto.

El deporte a formado desde muy pequeña la mujer que soy hoy en día. El deporte me ha hecho una mujer extrovertida, segura de sí misma y orgullosa. El deporte me ha enseñado que soy igual, que tengo los mismos derechos y que llegaré tan lejos como cualquier otro deportista si me esfuerzo, con independencia de mi sexo.